La protectora del monte
Érase una vez una niña llamada Balma a
quien le encantaba pasear por el monte y disfrutar de la naturaleza.
Un día de primavera quiso explorar un poco
más allá de los lugares por donde solía pasear. Pero de tanto andar, se cansó
mucho, y decidió parar a hacer una siesta al lado de una fuente.
Al volver a abrir los ojos, se encontró con 2 niños que la miraban sorprendida. Ellos le contaron que vivían muy cerca de esa fuente y que les gustaría invitarla a comer.
Cuando llegaron a la casa, les estaba esperando su papá con una olla llena de ricas lentejas que había estado cocinando. Mientras los niños ponían la mesa, apareció la mamá, que volvía también del monte. Durante la comida, la mamá le contó a Balma que ella era guarda forestal, y que trabajaba para mantener el monte limpio y cuidado. Así sería más difícil que un incendio lo destruyera.
A Balma le encantó la idea y decidió que de mayor quería ser como ella. Pero que mientras tanto, iba a ayudarle contándole a todo el mundo la importancia de cuidar nuestros montes.
Así fue como Balma, se convirtió en la mejor protectora que el monte podía tener.
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